martes, 14 de octubre de 2014

-¡No quiero! ¡No quiero! -Entonces por qué lo haces?

Por más que me cueste y no quiera aceptarlo, te amo. Sí, esa palabra prohibida al ojo del insensible, pero tan fácil de percibir para el noble; una palabra demasiado grande, tan grande que cuesta sacarla de mis interiores.
No creas que no lo intento, se vuelve agobiante no poder hacerlo y tener que albergar ese sentimiento, algo que debería de ser tan hermoso y satisfactorio termina siendo lo más despreciable lacerando mi pobre corazón. Como cuando uno se tortura y parece un sadomasoquista adicto a ese veneno tan agridulce pero tan maligno tan mortal y por un pequeño momento se siente llegar al extasis pero al próximo segundo se apaga y estrella contra el muro de la desesperanza y el rechazo, si, pues así se siente cuando no te puedo besar libremente a mi antojo, así se siente cuando nuestros caminos no estan destinados a encontrarse, solo a distanciarse lo más lejos posible. Es como si algún poder mayor quisiese verme sufrir, rogar amor ¡Oh, como me repugno!, como si no le pareciera suficiente verme sufrir el día día por ser como soy, ni siquiera puede descubrir quién soy. Maldita la hora en que te conocí y bendita sea la noche en que me robaste el aire en un beso.
Nos hacemos daño mutuamente. Tu me lo haces a mi con tu cariño fraternal y yo a ti con un amor pasional que no puedes aceptar y no llegarás a aceptar. Que triste es saber que llegué tarde y que como me dijiste: "Me hubiera encantado que fueses tú la dueña de mi corazón, pero ambos sabes que hay alguien..."
Alguien, alguien, alguien, ¡ALGUIEN! ese alguien retumba en mi subconsciente, y la pregunta de repite testarudamente una y otra vez, ¿como podría alguien hacer sufrir ese corazón cariñoso y bondadoso que posees? ¿por qué sigues empeñado en conseguir algo que no te quieren dar? ¿realmente la amas tanto como pqra dejar que pase sobre ti, pisoteando tus puros sentimientos? (Gran estúpido el que eres). Pero antes de encontrar respuesta alguna, mi cabeza me revela la verdad de la situación.
Ella te rechaza, tu le ruegas, ella te hace sufrir, sigues ahí para ella a su antojo, ella dice que te quiere pero no le importas.
Tu me rechazas, yo te ruego, tu me haces sufrir, sigo allí para ti a tu antojo, tu dices que me quieres pero no te importo.
Todo en la misma tónica, una y otra y otra y otra vez y así esto de termina volviendo un pequeño circulo vicioso hahahahah ¡pero que desagradable es el presente y el futuro que se asoma por mi ventana!